Una mujer de 32 años fue víctima de una estafa digital ocurrida la tarde del sábado 24 de mayo en el barrio 3 de Mayo, aunque el hecho se consumó íntegramente a través de redes sociales. La afectada relató que contactó al presunto vendedor con la intención de adquirir varios paquetes de cerveza. Todo se coordinó virtualmente.
Una vez acordado el precio, la víctima realizó una transferencia de 5.700 bolivianos mediante código QR a nombre del sindicado. Hasta ese punto, la conversación fluía con aparente normalidad. Sin embargo, al confirmar el pago, el supuesto comerciante cortó toda comunicación: bloqueó los mensajes, desapareció del chat y no volvió a responder.
Recién el lunes 26 de mayo, al comprender que había sido víctima de un fraude, la mujer formalizó su denuncia ante las autoridades.
Este caso es una sumatoria más a la creciente lista de delitos digitales donde las redes sociales se convirtieron en terreno fértil para estafadores que aprovechan la confianza y la informalidad en las transacciones virtuales.