La Fiscalía Departamental de Tarija confirmó la detención preventiva de Tomas C. V., un adulto mayor de 69 años, quien está acusado de haber agredido sexualmente a dos adolescentes de 16 y 17 años, y de haberles transmitido una Enfermedad de Transmisión Sexual (ETS) (Herpes). El Juzgado de Instrucción Penal Cautelar, Anticorrupción y Contra la Violencia a la Mujer Sexto de la Capital dictó la medida cautelar de seis meses de prisión preventiva en el penal de Morros Blancos tras presentar pruebas contundentes que vinculan al imputado con estos crímenes.
Sandra Gutiérrez, fiscal departamental, dijo que durante la audiencia de medidas cautelares, se presentaron diversos elementos de prueba que respaldaron la acusación. Entre ellos, se encuentran los certificados médicos forenses que confirman el abuso sexual y la transmisión de la ETS, así como entrevistas e informes psicológicos de las víctimas, los cuales evidenciaron la probabilidad de autoría del imputado. También se presentó el informe del médico de turno de la división de gineco-obstetricia, quien constató la existencia de las lesiones y la infección en las menores.
Los antecedentes
El hecho salió a la luz el pasado 2 de abril, cuando una de las víctimas acudió al hospital San Juan de Dios, donde se le diagnosticó esta patología. Esta situación fue inmediatamente reportada a la Policía, quienes iniciaron las investigaciones pertinentes. Durante el operativo realizado en el domicilio de Tomas, donde habrían ocurrido las agresiones, se encontró a la segunda víctima, quien también fue rescatada por la Defensoría de la Niñez y Adolescencia, ya que ambas menores no tenían contacto con sus padres.
Luis Gutiérrez, fiscal asignado , explicó que el acusado habría sostenido relaciones sexuales con las adolescentes en varias ocasiones, ofreciéndoles a cambio dinero, ropa, regalos y juguetes. Según la información preliminar, el abuso se habría producido de manera recurrente en la vivienda del anciano en la ciudad de Tarija. Las menores, por su parte, vivían en condiciones de vulnerabilidad, ya que no tenían contacto con sus familiares y se encontraban completamente a merced del adulto mayor.
La Defensoría de la Niñez y Adolescencia intervino rápidamente para garantizar la protección de las víctimas y su bienestar emocional y físico.