REDACCIÓN CENTRAL/TINTA ROJA
En un fatídico incidente ocurrido alrededor de las 17:00 del domingo, la tranquilidad de Villa Abecia, en Chuquisaca, se vio sacudida por un violento choque entre una flota y un camión Volvo. El resultado: dos personas sin vida y ocho heridos, en una escena dantesca que dejó un reguero de dolor y confusión.
Según los informes proporcionados por Wilber Reynaga, comandante provincial de la Policía en Camargo, el infortunio tuvo lugar en la zona de El Abra. El impacto fue tan devastador que los heridos tuvieron que ser llevados de urgencia al hospital San Juan de Dios de Camargo, pero los casos más graves requirieron atención especializada en hospitales de Tarija y Sucre.
Los primeros indicios apuntan a que el camión, como un despiadado invasor, cruzó el carril en dirección contraria, desencadenando una colisión frontal con la flota. Este autobús, contratado por miembros de la Iglesia Pentecostés para su sagrado viaje entre Tarija y Potosí, se vio envuelto en un destino trágico y desgarrador.
Sin embargo, la historia no acaba aquí. Un dato perturbador surge en la escena del crimen: el conductor del camión, carente de su licencia de conducir, ha sido detenido como sospechoso principal de este cruel episodio. En un giro de los acontecimientos, se someterá a una prueba de alcoholemia para esclarecer su posible estado de embriaguez. Las autoridades competentes, encabezadas por el Ministerio Público, tomarán las riendas de la investigación.
En un silencio sepulcral, se revelan las identidades de las víctimas que encontraron su destino final en este desgarrador choque. Según informes confiables, las almas que se perdieron en esta tragedia fueron identificados como Florentino Villca, de 60 años, y Lourdes Victoria Veliz, una joven de apenas 23 años en tanto los heridos luchan por sobrevivir en medio de la oscuridad que les ha tocado vivir. Margarita Acapari, Elena Condori Vasquez, Victoria Villca Mamani, José Gallardo Machuca Machado, Juan Daniel Soliz Rodriguez, María Chui Mamani, Dilan Saúl Marca Villca e Isidro Suyo Colque son los nombres que se escuchan entre susurros en los pasillos del hospital. Algunos con fracturas expuestas, otros con politraumatismos, pero todos unidos por el infortunio que los ha llevado a luchar por su vida.

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