Se dio cumplimento a resolución de aprehensión en contra de los autores, conocidos con alias El Paltas y Tato, quienes se encuentran en celdas policiales de la FELCC en calidad aprehendidos a espera de su audiencia de medidas cautelares.
REDACCIÓN CENTRAL/TINTA ROJA
En las últimas semanas, el Estadio Municipal de Bermejo fue escenario de una serie de robos que sumieron a la comunidad en la consternación y la incertidumbre. El corazón deportivo de la ciudad se vio manchado por una ola delictiva que dejó a las autoridades en alerta y a los ciudadanos preguntándose quiénes son los culpables, siendo estos capturados el pasado viernes.
Según informaron fuentes policiales, bajo la jurisdicción de la División de Personas de la FELCC (Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen) de Bermejo, reveló un modus operandi audaz y persistente que tuvo lugar en el emblemático Estadio Municipal. Desde el 10 de junio hasta el 24 de junio, este recinto deportivo fue objeto de múltiples ataques por parte de una banda de astutos ladrones.
Las fechas señaladas no se eligen al azar. Los delincuentes parecen haber urdido un plan maestro para cometer sus fechorías en el corazón de la noche. En la madrugada del 10 de junio, bajo el manto oscuro de las primeras horas, dos individuos, identificados como Tato José Tejerina Mendoza y Yamil Jaldin Cruz, se reunieron en el barrio Juan Pablo II. Allí, trazaron su estrategia y se dirigieron al Estadio Municipal con un propósito claro: robar.
La astucia de estos delincuentes supera la imaginación. Escalando por una canaleta inclinada en la calle Potosí, lograron ingresar al estadio sin ser detectados. Jaldin Cruz se encaramó a las escaleras y, desafiando el peligro, se introdujo sigilosamente en el depósito. Allí, sustrajo siete pelotas de fútbol, pasándolas sigilosamente a su cómplice, Tejerina Mendoza, quien las guardó en una bolsa de yute. Juntos, abandonaron el escenario del crimen, desvaneciéndose en la oscuridad de la noche.
Pero la ambición de estos criminales no conocía límites. El 13 de junio, en otra madrugada furtiva, regresaron al Estadio Municipal. Utilizando el mismo modus operandi, lograron ingresar nuevamente al recinto y sustraer seis pelotas más. Sin embargo, esta vez su acción no pasó desapercibida. El estruendo de sus movimientos alertó a un sereno, quien intentó capturarlos sin éxito. Escaparon, dejando un halo de incertidumbre tras de sí.
El Estadio Municipal se convirtió en el escenario de una carrera desesperada entre el crimen y la justicia. El 22 de junio, los delincuentes intentaron nuevamente ingresar al recinto, pero se encontraron con un sereno vigilante que frustró sus planes. La sombra de la impunidad parecía estrecharse alrededor de ellos.
Finalmente, el 24 de junio, la persecución llegó a su clímax. En otra incursión en el Estadio Municipal, los ladrones fueron sorprendidos en el acto por el sereno, quien los persiguió incansablemente. En su huida, abandonaron el material de limpieza que habían sustraído. Tato Tejerina logró escapar, mientras que Jaldin se lanzó audazmente al césped de la cancha y escapó por el portón de metal, dejando atrás parte de sus pertenencias.

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