Esteticista sin escrúpulos: Estafa y desfiguración en salón estético de Tarija

REDACCIÓN CENTRAL/TINTA ROJA
En un escandaloso caso que ha sacudido a la ciudad de Tarija, una supuesta «doctora» fue señalada por llevar a cabo una serie de prácticas fraudulentas y negligentes en un salón estético. La mujer, carente de licencia y habilidades necesarias, dejó a su paso una estela de clientes afectadas, tanto en lo físico como en lo emocional.
El salón, ubicado en la concurrida calle Colón y Avaroa, era el punto de encuentro de aquellas personas en busca de mejoras estéticas. Sin embargo, tras el cierre abrupto del establecimiento, las víctimas se vieron sumidas en un estado de perplejidad e indignación.
Bajo el velo de promociones tentadoras, la «doctora» lograba atraer a sus incautas clientas. Una de las denunciantes, quien prefirió mantener su identidad resguardada, relató cómo cayó en la trampa. Seducida por un paquete facial promocional de 4.000 bolivianos, que supuestamente incluía tratamientos de vanguardia, la mujer confió en las habilidades de la «doctora». Sin embargo, la realidad fue muy distinta. Durante las sesiones, los productos prometidos brillaron por su ausencia, generando la indignación de la víctima. Los reclamos fueron ignorados, y la devolución del dinero, una quimera lejana.
Otro caso escalofriante fue el de una cliente que desembolsó la considerable suma de 7.000 bolivianos en busca de una mini liposucción. A pesar de depositar su confianza en la «doctora», los resultados fueron nulos. Sin reducción de peso ni disminución del volumen, la afectada comenzó a sospechar que había sido objeto de un engaño siniestro.
La dueña del negocio, de nacionalidad brasileña, fue señalada como una estafadora en serie. Con domicilios previos en diferentes ciudades, pareciera que su modus operandi es cambiar de ubicación para evitar los reclamos y mantenerse impune. Con clientes insatisfechas y, en algunos casos, desfiguradas, su historial de engaños y malas prácticas parece extenderse más allá de las fronteras.
El impacto de estas acciones ilegales en las víctimas fue devastador. Los sueños de belleza y mejora personal se convirtieron en pesadillas desfiguradas, dejando cicatrices emocionales difíciles de sanar.

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