Borrell pide evitar alarmismos, descarta evacuar embajadas pero afirma que «las medidas de castigo serán adoptadas e implementadas en el momento adecuado, si éste llega»
La UE ha hecho este lunes un llamamiento a la calma y contra el alarmismo. Las noticias que llegan de las fronteras rusas son preocupantes, los desplazamientos de tropas se mantienen y la retórica de Moscú no invita al optimismo, pero la situación es lo suficientemente delicada como para subir la temperatura. En ese contexto, y tras reunirse con los ministros de Exteriores de los 27, y de escuchar por videoconferencia al secretario de Estado de EEUU, el alto representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell ha asegurado que «no hay nada nuevo que pueda aumentar la sensación de miedo sobre un ataque inminente de Rusia» en Ucrania.
El miedo es real, el peligro evidente, no hacen falta acelerantes ni errores. El encuentro de los ministros se produjo apenas unas horas antes de la teleconferencia organizada por el presidente norteamericano, Joe Biden, con los primeros ministros de Francia, Italia, Alemania, Polonia y Reino Unido, en la que también estaban invitados la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. «Hay que evitar una crisis nerviosa» ha dicho el español, intentando contener las emociones, pero explicando que los 27 han sido y seguirá siendo consultados por Washington de cara a la respuesta por escrito que Moscú espera, tras el reciente encuentro entre el propio Blinken y su homólogo ruso Labrov en Ginebra.
Borrell ha explicado también que la UE no tiene intención de evacuar sus embajadas y ha matizado que EEUU, pese a las informaciones conocidas, tampoco lo ha hecho. No exactamente. «Blinken nos ha dicho que no ha sido una evacuación, simplemente permitir, dar libertad al personal no esencial, para que decidan irse si quieren. Tras el intercambio y compartir información, no creo que haya necesidad de medidas preventivas. No digo que ninguna en general, sino sobre nuestro personal permanente en Ucrania», ha dicho el alto representante. Algún país podría hacerlo, pero a iniciativa individual.
La petición de calma por parte de la Unión (la Comisión anunció ayer un paquete de asistencia financiera de 1.200 millones de euros) se complementa con la toma de posiciones, de forma literal, de la OTAN. La organización está aumentando el número de barcos, aviones y soldados en las fronteras interiores de la Alianza para «fortalecer la disuasión y la defensa». A años luz de Rusia, que cuenta con más de 127.000 soldados tras tres meses de constantes movimientos, pero en puntos estratégicos. Así, en «estado de alerta», estará la fragata Blas de Lezo y el cazaminas Meteoro enviados por España una semana antes de lo previsto; aviones F-35 holandeses que irán a Bulgaria en primavera. Tropas francesas en Rumanía o los cazas F-15 daneses y otra fragata que esperan en Lituania y el Mar Báltico.
«Damos la bienvenida a los Aliados que aportan fuerzas adicionales a la OTAN. Continuaremos tomando todas las medidas necesarias para proteger y defender a todos los Aliados, reforzando la parte oriental. Siempre responderemos a cualquier deterioro de nuestro entorno de seguridad, mediante el fortalecimiento de nuestra defensa colectiva si es necesario», dijo este lunes el secretario general Jens Stoltenberg, que se reunió con los ministros de Exteriores de Suecia y Finlandia, candidatos cada vez más fuertes a pedir su ingreso en el club.