Luego de una larga espera de casi seis años, familiares de un hombre asesinado en la comunidad de San Francisco, municipio de Entre Ríos, finalmente vieron que la justicia boliviana actuó: la mujer acusada de su muerte fue sentenciada a 15 años de prisión, condena que cumplirá en el penal de Morros Blancos.
El hecho ocurrió en mayo del 2018, cuando la víctima, un agricultor de 30 años, fue hallado sin vida en el interior de su vivienda. Inicialmente, se intentó hacer creer a la familia y a la Policía que se trataba de un suicidio, sin embargo, las inconsistencias en la escena y la insistencia de los familiares, permitieron que el caso se reabra y se descubra la verdad: el hombre fue asesinado por su pareja y un tercero.
Durante el juicio, se demostró que el crimen fue premeditado. La víctima llegó a su casa tras un partido de fútbol y sorprendió a su concubina en una situación comprometedora con su vecino. Fue entonces que ambos, en medio de una discusión, lo golpearon brutalmente hasta provocarle una hemorragia interna. Posteriormente, trasladaron el cuerpo al corral y lo colgaron con una soga para simular un suicidio.
Tras varios días, una segunda autopsia reveló que el fallecido presentaba un intestino reventado producto de los golpes, lo que desmontó la versión inicial. El Ministerio Público, con apoyo de la FELCC y pruebas clave como triangulación de llamadas y contradicciones en las declaraciones, estableció la autoría de la mujer, mientras que el segundo implicado huyó del país y hasta la fecha continúa prófugo.
Durante la audiencia, el Tribunal de Sentencia de Entre Ríos determinó que no hubo unanimidad en la tipificación del delito. Mientras uno de los jueces consideró que se trató de asesinato, los otros dos optaron por calificarlo como homicidio, lo que derivó en la condena de 15 años de reclusión, en lugar de los 30 años que solicitaban la parte querellante y el Ministerio Público.
Familiares piden una pena más justa
Los familiares del fallecido manifestaron su inconformidad con la sentencia, asegurando que la acusada estuvo con detención domiciliaria desde el 2020, y que recién ahora fue trasladada a Morros Blancos. “Pasaron casi seis años, y recién se hizo justicia. No es justo que le hayan dado solo 15 años por haberle quitado la vida a mi hermano”, dijo una de las hermanas de la víctima.
También expresaron su indignación al recordar que la mujer vivió en la misma casa del fallecido luego del crimen, mientras que ellos tenían que peregrinar en busca de justicia. “Lo que hicieron fue cruel. Lo golpearon hasta matarlo y luego intentaron mentirnos. Nunca nos vamos a recuperar de esto”, agregó otra familiar.
Asimismo, señalaron que el segundo implicado, presunto amante de la acusada, continúa prófugo, presuntamente en Argentina. La defensa solicitó la activación de la alerta roja de Interpol, con el objetivo de lograr su captura y someterlo al debido proceso.
Un crimen motivado por la infidelidad
Según los antecedentes del caso, la relación entre la víctima y su pareja ya presentaba tensiones debido a rumores de infidelidad. La mujer habría retomado un vínculo con su expareja, con quien sostenía encuentros mientras el concubino salía a trabajar al campo. El día del crimen, el hombre habría decidido regresar antes de lo habitual a casa, alertado por sus sospechas, lo que derivó en el fatal desenlace.
Si bien el proceso judicial llegó a su fin, para la familia de la víctima no hay consuelo. “Esto no nos va a devolver a nuestro ser querido, pero al menos es un paso. Ahora solo pedimos que se cumpla la condena y que el otro culpable también pague”, concluyó una de las voces familiares.