A las 19:30 del jueves 26 de junio, en la comunidad de San Antonio , a escasos 15 metros del centro de salud del lugar, apareció el cuerpo de un joven de entre 25 y 30 años, tendido boca abajo en plena vía pública. El testimonio fue crudo, casi desesperado: estaba sin signos vitales, con un golpe mortal en la cabeza. Las primeras luces del caso salieron desde ese lugar manchado de sangre.
Los policías de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc) División Homicidios, junto al fiscal de turno y el médico forense, llegaron a la escena para levantar indicios. Se lo encontró sin documentos, se trataba de un NN hasta que a la morgue de la localidad de Villa Montes llegó su primo: Ahí confirmó que el fallecido era Julio Torrez Cuéllar, de 30 años.
La autopsia, realizada poco antes de las 9:30 p.m., destapó la atrocidad del crimen, pues el informe forense fue contundente: fractura de bóveda craneal y laceración de masa encefálica provocada por un traumatismo encéfalocraneano abierto. En palabras de quien lo firmó, se trataba de una muerte violenta, tipo homicida, ocurrida apenas tres o cuatro horas antes del hallazgo.
El caso esta en investigación por el Ministerio Público, y coordinan las diligencias correspondientes con la Policía y se recopila más testimonios. Hasta ahora, no hay detenidos. El móvil del crimen, así como el arma o el o los responsables, permanecen en la oscuridad, al igual que el motivo de una violencia tan extrema.
