“¿Quién me devuelve mi juventud?”: Richard Mamani, absuelto tras 9 años de encierro por una falsa acusación de violación

Después de nueve años de encierro en el penal de Morros Blancos, Richard Mamani Martínez volvió a pisar las calles como un hombre libre. La justicia, que alguna vez lo condenó a 20 años de presidio por una acusación de violación a una menor, finalmente reconoció su error. Tenía apenas 19 años cuando fue sentenciado; hoy, a sus 28, camina otra vez, con las manos vacías, pero con dignidad.

“¿Quién me devuelve mi juventud? ¿Quién me devuelve todo lo que perdí?”, dijo, con voz entrecortada, tras salir de la audiencia en la que fue absuelto. Mamani estuvo detenido desde 2016, tras ser sentenciado por un hecho ocurrido en el municipio de Camargo. La condena fue ejecutada en Morros Blancos, donde vivió bajo la sombra de una culpa que no era suya.

La magistrada departamental Rosmery Ruiz explicó en rueda de prensa que se trató de un caso emblemático. “La sentencia fue revisada por el Tribunal Departamental de Justicia y se declaró nula”, señaló. El motivo: la aparición de nuevos elementos probatorios, entre ellos, la declaración de la víctima, quien confesó que había acusado falsamente a Mamani, presionada por su propia hermana. El verdadero autor del abuso —según dijo— era su cuñado, quien esta sentenciado.

El dolor de la injusticia no solo fue judicial. Durante su estadía en prisión, Mamani consideró quitarse la vida. “Fue muy duro para mí, nunca había estado ni arrestado. El encierro, la vergüenza, el silencio… todo eso me aplastaba”, contó. Sin embargo, encontró refugio en la carpintería y en el apoyo espiritual que le brindó el sacerdote del penal.

Con voz firme, pidió que el verdadero culpable sea identificado y sancionado: “Mientras yo cumplía condena por algo que no hice, él seguía libre. Eso no es justicia”, dijo.

Ruiz fue clara: “Revisar una sentencia firme es un proceso extraordinario que requiere evidencia contundente. En este caso, la retractación de la víctima fue decisiva”. Una vez anulada la sentencia, se ordenó al juez de ejecución de penas y al director del penal que se proceda de inmediato con la liberación de Mamani.

Hoy, Richard Mamani es libre. Pero la libertad no borra el daño. Nueve años de encierro por una mentira son una herida que no cierra fácilmente. Sin embargo, promete empezar de nuevo. Porque a pesar de todo, la verdad —aunque demore— terminó por salir a la luz.

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