Un caso que estremece a la opinión pública fue denunciado la noche del martes 3 de junio ante la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia (Felcv), donde una mujer de 27 años decidió revelar la historia de una relación marcada por el abuso, la violencia y el sometimiento, que se habría iniciado cuando apenas era una menor de edad y fue llevada a vivir bajo el mismo techo con un hombre mayor, hoy denunciado por estupro agravado.
Según el testimonio presentado ante la autoridad competente, los hechos se remontan al año 2012, cuando la víctima, de tan solo 14 años de edad, inició una convivencia con el sindicado, quien entonces ya era mayor de edad, con 19 años cumplidos. El individuo habría utilizado mentiras, manipulación emocional y control psicológico para someterla, diciéndole frases como: «Sos mía y de nadie más, yo te voy a quitar la virginidad».
La joven, confundida y vulnerable por su corta edad, fue llevada a convivir con él. La denuncia indica que la relación estuvo marcada desde un inicio por la violencia física, psicológica y sexual, donde el sujeto la obligaba constantemente a mantener relaciones sexuales no consentidas, ejerciendo presión, amenazas y amedrentamiento. Producto de esta situación, la menor quedó embarazada siendo aún colegiala, y tuvo a su primer hijo bajo un contexto de completa indefensión.
Uno de los episodios más dolorosos relatados por la víctima ocurrió en la gestión 2013, cuando el sindicado —aprovechando su horario escolar— la interceptó a la salida del colegio y la llevó por la fuerza a su domicilio, donde nuevamente la habría agredido sexualmente. Todo esto ocurría bajo amenazas de muerte en caso de que contara lo sucedido. “Me decía que si hablaba, me mataba, y que nadie me iba a creer”, habría declarado ante los investigadores.
La víctima también reveló que, al enterarse de su embarazo, el sujeto quiso obligarla a abortar, pero su familia se opuso y, pese al miedo, tomó acciones legales en ese entonces. No obstante, debido a la presión social, el miedo a represalias y la falta de acompañamiento institucional, la denuncia inicial no prosperó como debía, y la relación de violencia continuó por años bajo un contexto de silencio forzado.
En su declaración, la denunciante hizo énfasis en que nunca consintió plenamente la relación, y que cualquier forma de vínculo se dio bajo manipulación, violencia y miedo. La diferencia de edad, sumada al desequilibrio emocional y económico, habría sido utilizada como herramienta de control constante por parte del sindicado.