En un nuevo y preocupante caso de violencia familiar o doméstica, una joven de 27 años, , denunció a su expareja de 47 años, por agresiones físicas, verbales y amenazas recientes, a pesar de que se encuentran separados desde hace cuatro meses. La denuncia fue presentada el pasado 11 de abril a las 07:30 de la mañana ante las oficinas del Servicio Legal Integral Municipal (Slim), activando de inmediato la intervención de la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia (Felcv).
La investigación está a cargo de un sargento de la Felcv, quien ya tomó contacto con la víctima y comenzó a recopilar los primeros elementos para esclarecer los hechos y determinar la responsabilidad penal del sindicado.
Un ciclo de violencia marcado por el miedo y el silencio
De acuerdo al testimonio de la víctima, brindado tanto ante el Slim como en la entrevista psicológica inicial, la relación su ex comenzó de forma estable, pero los primeros tres meses de convivencia dieron paso a una espiral de violencia física y verbal. Según su declaración, las agresiones comenzaron por celos enfermizos, particularmente hacia su hija mayor, quien vivía con ella.
Uno de los episodios más graves ocurrió en julio de 2024, cuando el sindicado, en un ataque de ira, la habría golpeado con un cinto, provocándole múltiples moretones en el cuerpo. La violencia se volvió una rutina, especialmente durante los fines de semana: la jalaba del cabello, le propinaba golpes en las piernas y la humillaba constantemente con insultos y amenazas.
A pesar de estos hechos, la femina nunca denunció a su agresor anteriormente, por miedo a que no le creyeran y por temor a represalias. Como muchas mujeres víctimas de violencia doméstica, calló por años, cargando sola con las secuelas físicas y emocionales.
Embarazada y amenazada
Después de más de un año de convivencia marcada por la violencia, logró separarse del sindicado hace cuatro meses. Sin embargo, la pesadilla no terminó ahí. Actualmente se encuentra con ocho meses de embarazo, producto de esa relación, y volvió a ser víctima de amenazas verbales por parte del denunciado, lo que la obligó a acudir finalmente a las autoridades.
“Estoy embarazada y él me sigue amenazando. Ya no tengo miedo, pero sí temo por mi bebé”, habría manifestado la chica durante su declaración, visiblemente afectada por la situación.
El caso se registró en el Barrio Manzano, lugar donde ambos convivieron. El equipo de la Felcv inició las diligencias correspondientes, incluyendo la valoración psicológica y forense de la víctima, el levantamiento de testimonios y la posible solicitud de medidas de protección, dada la situación de alto riesgo que representa el embarazo y el patrón de amenazas.
Desde la Felcv y el Slim, se reiteró el llamado a todas las mujeres víctimas de violencia a no quedarse en silencio. “Sabemos que denunciar no es fácil, pero es el primer paso para salir de ese círculo. Cada testimonio importa, y estamos aquí para acompañarlas y protegerlas”, afirmaron desde la institución.
