La familia invita a todas las personas de buen corazón a sumarse a esta causa comunicándose al número de celular 72957002.
La familia de Carla, una joven madre que sufrió un accidente hace cuatro meses, se encuentra en una situación desesperante. La mujer, quien resultó con quemaduras en la parte inferior del cuerpo, enfrenta una ardua recuperación y su esposo, Gustavo Bravo Bejarano, pide con urgencia el apoyo de la población tarijeña .
Gustavo explicó que, debido al accidente de su esposa, la familia se quedó sin recursos económicos, y actualmente no tienen ni para cubrir los gastos más básicos.
“A todas las personas con el corazón grande, necesito que me colaboren para mi señora. Sufrió un accidente, no tenemos nada, no hay ni para animarla, curarla, ni para los medicamentos. No tengo ni para comer y darle de comer a mis hijas, ni para comprar útiles. Hoy en día no estoy trabajando”, expresó con evidente preocupación.
Según relató Carla, fue hace cuatro meses cuando, mientras manipulaba alcohol, sufrió un desmayo. En ese momento, se encontraba cerca de una fuente de fuego, lo que le provocó las graves quemaduras.
“Solo las quemaduras fueron de la cintura para abajo, y los médicos me dijeron que este proceso de recuperación durará unos tres años”, comentó con voz entrecortada.
El dolor físico y emocional fue desgastante para la joven madre, quien no pierde la esperanza de salir adelante por sus hijas.
“Soy una madre joven que quiere recuperarme por mis hijas. Puse todo de mi parte, pero no tenemos dinero. Me preocupo, no tengo fuerzas”, dijo Carla, quien ahora enfrenta una difícil lucha por su salud y el bienestar de su familia.
La situación se ha tornado aún más complicada para esta familia, que vive en el barrio Che Guevara. Para poder llevar a Carla a sus consultas médicas, Gustavo debe destinar 40 bolivianos diarios solo para el transporte. Además, el costo de los tratamientos es elevado; el pantalón especial que necesita Carla para cubrir sus quemaduras tiene un precio superior a los 1000 bolivianos, y requieren una silla de ruedas y pomadas para el tratamiento de las heridas.
En tanto, Gustavo, quien trabajaba en la construcción, ahora se dedica a tiempo completo al cuidado de sus hijas, ya que no tiene con quién dejar a las niñas mientras atiende a su esposa.
Ante esta situación crítica, ambos piden con urgencia la solidaridad de la población, ya que no cuentan con los medios para cubrir los gastos médicos ni para cubrir las necesidades básicas de la familia.