Inundación por lluvia destruye más de cien puestos de venta en la Víbora Negra: Familias quedan en la ruina

REDACCIÓN CENTRAL/TINTA ROJA

La tragedia y la desesperación tomaron el centro de atención en la zona de la Vibora Negra del barrio San Roque en la ciudad de Tarija, luego de que las fuertes lluvias provocaran un desbordamiento de agua que arrasó con puestos de venta, viviendas y el esfuerzo de cientos de familias que dependen del comercio diario para sobrevivir. Más de cien vendedoras, dedicadas a la venta de alimentos, prendas de vestir, accesorios y diversos artículos, vieron sus puestos sumergidos en una inundación que alcanzó más de dos metros en ciertos sectores, dejando pérdidas materiales incalculables y un daño económico que tardaran en recuperar.

Fernando Castellon, presidente del concejo municipal, quien se presentó en el lugar para evaluar la situación, mencionó ante los presentes la gravedad de los daños y la urgencia de abordar el problema estructural que afecta a estas comunidades. «Es delicado. No se puede aprisionar las quebradas con material sin dar salida a las aguas. Solo queda esperar que no existan muertos”, declaró mientras contemplaba el devastador panorama.

Los comerciantes afectados expresaron su desesperación y su clamor por ayuda. Una de las vendedoras, con voz quebrantada, narró cómo perdió toda su mercadería, incluyendo productos de venta rápida como gaseosas y otros alimentos, mientras pedía asistencia urgente de las autoridades locales.

 «Nosotros vivimos del día a día. Ya veníamos pidiendo desde hace tiempo que limpien los canales de agua, ¿dónde están ahora? Necesitamos ayuda de la alcaldía y la gobernación», exigió la fémina.

Los daños no se limitaron a los puestos de venta. Varias viviendas se inundaron hasta niveles alarmantes. Una madre de familia narró entre lágrimas cómo su inversión se redujo a nada en cuestión de minutos. «Lo perdí todo. No tengo marido, soy viuda, trabajo día y noche y ahora me quedé sin nada», relató, mientras intentaba salvar lo poco que no se llevó la corriente.

La catástrofe también afectó a puestos de comida rápida, con pérdidas estimadas entre los 20.000 y 30.000 bolivianos en cuanto a su inversión. Un comerciante local expresó su impotencia y solicitó a las autoridades un protocolo de ayuda inmediata. «Necesitamos solidaridad. Hay que apoyar a estas personas que lo perdieron todo; incluso algunos adultos mayores casi se ahogan. Es urgente que alguien haga algo”, mencionó, solicitando asistencia para las personas afectadas.

El panorama es desolador. En una vivienda particular, cuatro familias quedaron desprovistas de sus materiales de trabajo y pertenencias. «Las aguas de los desagües caen con fuerza desde la zona del mercado campesino», denunció una residente. Ante la situación, vecinos formaron cuadrillas para intentar desaguar las zonas afectadas usando baldes de agua, en un esfuerzo por evitar el colapso de las paredes de sus domicilios.

El nivel de las aguas superó en algunos lugares el metro y medio de altura, causando estragos en toda la zona. El comandante de bomberos de la policía, Gonzalo Ojeda, junto a otros efectivos, comenzó a recibir denuncias constantes y movilizó al personal a zonas críticas como Vibora Negra, Lourdes , La Florida, y la zona del hospital Obrero desplegando motobombas en lugares inundados.

Las escenas de desesperación eran evidentes; algunos lloraban por la impotencia mientras veían cómo el agua cubría sus pertenencias, y otros denunciaron que individuos intentaban aprovecharse de la situación, robando en lugar de ayudar a las víctimas.

La cantidad de basura, ramas y escombros acumulados, arrastrados por las aguas, obstruyó los drenajes, empeorando aún más la inundación. Las aguas pluviales sin escape provocaron la caída de una vivienda cerca del colegio Julio Calvo, sepultando animales y quedando todo en escombros.

Mientras tanto, en el hospital obrero, las lluvias también causaron estragos. Un vecino indicó que la acumulación de basura rebosó el drenaje y reventó el piso del lugar, inundando varias casas de la zona, donde el personal se encuentra ahora extrayendo el agua con motobombas. «Se nos vino encima, pedimos auxilio y nadie nos ayudó. Somos mujeres las que ahora sacamos el agua de nuestros hogares”, lamentó otra residente que junto a sus vecinas intenta salvar sus pertenencias.

Estas  anegaciones afectaron tanto a viviendas como a comercios; las aguas invadieron salas, dormitorios, cocinas y hasta restaurantes, arruinando electrodomésticos, vestimentas, cocinas y cualquier objeto a su paso. Un anciano contó cómo intentaron frenar el agua, trancando puertas y ventanas, pero las barreras no fueron suficientes y casi terminan ahogados en su propio hogar. «Nos trajeron algo de ropa, pero lo perdimos todo», expresó con resignación su esposa

Las aguas fluviales también arrastraron vehículos, desde motocicletas hasta camionetas, muchas de las cuales quedaron varadas en el lodo o fueron arrastradas por la corriente. Un representante de la feria en la zona Vibora Negra describió el incidente como una verdadera catástrofe. «Solicitamos desde hace tiempo al alcalde que desbloqueara las salidas de agua. Todo aquí fue un caos total, el agua llegó a dos metros de altura y nos dejó en la ruina”.

La situación para los comerciantes es devastadora. Las aguas arrasaron la mercadería desde el tobogán hasta el fondo de la feria, dejando a los vendedores con pérdidas irreparables y pocas esperanzas de recuperar su inversión.

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