José Luis Patiño, Gerente de la Cooperativa de Servicios de Agua y Alcantarillado de Tarija (Cosaalt), reveló los apremiantes desafíos que enfrenta la entidad en relación con el mantenimiento de las lagunas de oxidación de San Luis y la urgente necesidad de una nueva planta de tratamiento de aguas residuales para la ciudad.
Patiño comenzó destacando el significativo crecimiento del área de servicio de Cosaalt desde 2021. “Pasamos de 6.000 hectáreas a más de 12.000 hectáreas de área de servicio”, explicó. Este incremento ha resultado en una expansión hacia el norte de la ciudad y la zona de Turumayo, con numerosos barrios nuevos solicitando servicios de agua y alcantarillado.
La cooperativa ha realizado varios estudios, algunos en proceso de actualización y otros en ejecución de manera tripartita con el municipio y los vecinos. Sin embargo, Patiño enfatizó que «la demanda es mayor” y que el verdadero desafío radica en la gestión de las aguas residuales una vez que se proporciona el servicio de agua potable.
El gerente de Cosaalt expresó su preocupación por la falta de una nueva planta de tratamiento de aguas residuales en la margen izquierda de Tarija. “Nada va a ser dar y dotar de agua potable a los nuevos barrios, porque inmediatamente exigen el alcantarillado”, señaló Patiño, subrayando la necesidad urgente de infraestructura adecuada para manejar el aumento de aguas residuales.
La situación actual de las lagunas de oxidación de San Luis es crítica. Según Patiño, estas instalaciones están “prácticamente inoperables con obras civiles abandonadas” debido a la rescisión del contrato de mitigación Dolores. Además, han superado su vida útil proyectada de 20 años hace más de una década.
“Es una urgencia”, enfatizó Patiño, expresando su esperanza de que las gestiones en curso por parte del municipio y el gobierno nacional den frutos. El objetivo es contar con una nueva planta de tratamiento en los próximos 6 a 7 años.
Mientras se espera la construcción de la nueva planta, Cosaalt se ve obligada a continuar operando y manteniendo las lagunas de oxidación de San Luis. Patiño describió este mantenimiento como “precario”, pero necesario hasta que se pueda realizar “el cierre y abandono definitivo de estas lagunas”.
El costo de este mantenimiento preventivo es significativo. Patiño reveló que Cosaalt gasta “entre 200 a 300 mil bolivianos mensuales” en estas tareas. Estos gastos incluyen el control de vectores, como zancudos, especialmente durante la época lluviosa que sigue al verano.
El gerente de Cosaalt hizo hincapié en la necesidad de una colaboración más estrecha entre diferentes instituciones para abordar este problema. Mencionó la posibilidad de trabajar en conjunto con el municipio y el gobierno nacional para concretar los trabajos necesarios.
Patiño también señaló que la gobernación “se apartó de hacer una rehabilitación de estas lagunas” en su momento, lo que ha contribuido a la situación actual. Sin embargo, insistió en que estas instalaciones deben mantenerse operativas hasta que se construya la nueva planta de tratamiento.