(Roberto A. Barriga/EL Andaluz)
Todos los habitantes de Tarija conocen que San Roque es el patrono de la ciudad, o mas bien es el patrono escogido por los tarijeños, ya que cuando se fundo la ciudad llevaba el nombre de Villa de San Bernardo de la Frontera de Tarixa.
Algo que llama la atención mucho es que, a pesar de llevar el nombre de San Bernardo, es San Roque el amado y agasajado por los chapacos.
Qué sucedió, por qué sucedió esto, qué oculta esta fiesta, qué historia se esconde tras este hecho.
Daniel Vacaflores, doctor en antropología, publicó recientemente un libro titulado La Historia Perdida de San Roque, donde se cuenta los por mayores y menores de la fiesta y es que hay mucho que contar, “porque se sabe mucho de la fiesta, pero nada de la historia fiesta de San Roque”

Desarmando y armando la historia
Lo que cuenta la leyenda oficial, que nada tiene que ver con la verdad o el acontecimiento histórico, es que se relacionó la fiesta de San Roque con los españoles, los leprosos, y Lazareto.
En la literatura chapaca, se puede encontrar datos de la existencia real de un lazareto en Tarija; tal como lo describe Corrado y Comajuncosa en «El Colegio Franciscano de Tarija y sus Misiones», lo propio se encuentra en el libro «Apuntes sobre la historia de la Medicina en Tarija» de los Doctores José y Álvaro Ramallo, se hace mención a un hospital destinado a leprosos en la Comunidad de Guerrahuayco.
La tradición popular se ha encargado de darle a Lazareto su aureola de leyenda; tal como lo relata William Bluske en su libro «Subdesarrollo y Felicidad». Sin embargo, su construcción data de 1858 y, posiblemente cerrado, alrededor de 1892, quedando como una simple «Finca de Guerrahuayco», puesto que para 1933 y 1934, el laborioso alcalde Isaac Attie, indicaba que era un problema financiero, por lo que se tuvo que vender las tierras, dejando solo la capilla y su entorno.
Sin embargo, a pesar de la existencia Lazareto nunca nadie pudo justificar que el leprosario tiene que ver con la fiesta de San Roque, y los famosos chunchos, lo cierto es que NADA TIENE QUE VER.
El doctor en antropología, Daniel Vacaflores, afirma que no existe conexión alguna justificable de Lazareto con la fiesta patronal ni con los chunchos, sino se trata de una historia mucho mas compleja, linda y llena de aventuras.
San Roque era el patrón de los indios, los pobres y “los historiadores de la primera mitad del siglo XX entraron en una lógica perversa para desaparecer la fiesta” declaró Vacaflores.
La historia que lo liga a España y a Lazareto es un intento de desaparición, la verdadera historia fue una lucha de clases, donde la clase baja de Tarija que vivía en el barrio de San Roque se impuso a las élites.
Vacaflores recuerda anécdotas de antiguos tarijeños donde aun recordaban que se veía con muy mal ojo que uno sea de San Roque y más aún un chuncho, para los que no saben los chunchos son bailarines, promesantes que bailan en devoción a San Roque.
Vacaflores determinó que San Roque desapareció de la historia de Tarija porque los de clase emergente impusieron una festividad a las élites blancas locales, es decir como perdieron una batalla cultural, decidieron vengarse con la historia de estos chunchos, de estos san roqueños.
San Roque de los pobres vs San Bernardo de los jailones
La lucha de clases desde la perspectiva de Vacaflores se debe entender el momento histórico que atravesaba el país, pues como investigador social serio no se puede entender un fenómeno sin entender el contexto.
En Bolivia a finales del siglo IXX sucedió un conflicto armado entre lo que llamaron liberales y conservadores, dando triunfo a los primeros. Estos según el doctor en antropología defendían los valores de la ilustración, es decir la modernidad europea, lo colono, lo externo y despreciaban las costumbres indias seguían una “lógica civilizatoria” Europa, Francia, es lo bueno y lo lindo, lo sucio y lo malo era todo lo indio.
Es necesario destacar que los liberales utilizaron indígenas para hacerse del poder y luego los traicionaron, colgaron a su principal líder Zarate Willka, lo que demuestra el poco amor a los bolivianos indios de esa época y su carácter traicionero.
Vacaflores se imagina que este desprecio persistente lo vivían los pobladores de San Roque, que en ese momento en Tarija representaban lo que ahora sería el mercado Campesino.
El académico también expresa que esta forma de pensar y actuar lo vivía toda la región, un proyecto civilizatorio con deseo de llevarnos a la modernidad, pero negando todo pasado y con violencia, es decir el proyecto contemplaba la eliminación de todo lo indio.
Este movimiento tuvo éxito en Tarija y lograron “limpiar” las fiestas de todo rastro pagano, porque no pertenecía al proyecto civilizatorio, no es secreto para nadie que la cosmovisión india se ocultó en expresiones católicas, como las vírgenes, bailes, rituales.
A esto también surgió un tiempo secular en Tarija, donde las iglesias como la de San Roque estaba destruida y nadie siquiera se dignó a levantarlo o realizar algo al respecto, entonces las fiestas religiosas se perdieron, o las que había no contenían ningún carácter del pueblo, que este pueblo a pesar de la negación en Tarija es indiodecendiente.
Esta secularidad se debe a que, tras la guerra de la independencia boliviana, se expulsó todo lo español del país, es decir se fueron con sus santos, por eso las iglesias estaban destruidas, abandonadas.
El movimiento secular mas el proyecto civilizatorio logró que las fiestas religiosas no se festejen según el académico Vacaflores, San Roque casi desaparece.
Toda vida religiosa iba a la deriva hasta que llegó un sacerdote de Argentina, Saturnino Azurmendi, y la primera reforma que realizó fue levantar de nuevo la iglesia de San Roque, ya que había escuchado que era la fiesta más potente, con la refacción de la iglesia volvió la celebración del patrono de los pobres.
Esto ocasionó que esta fiesta aglutine a todos los de las demás conmemoraciones (Guadalupe, Carmelitas, San Lorenzo), por eso según el doctor en antropología explica que San Roque es tan rico culturalmente, porque tiene chunchos, alféreces, cañeros, tamborileros, todos ellos no pertenecían a la fiesta, pero “agarro a todos los hijos perdidos de las otras fiestas” dijo para El Andaluz.
Es triste imaginar que los civilizatorios de la época pensaban que era muy indio algo de música en la fiesta, se puede imaginar lo que eran los chunchos entonces.
Las quejas llegaron con premura al cura Azurmendi, pero no los escucho, y sucedió lo inevitable, la élite (actualmente jailones) lo “sacan a patadas”, no puedo ver la fiesta que organizó ya que Vacaflores en su investigación demuestra que logran expulsarlo justo días antes de la celebración.
Los jailones de la época no pudieron aguantar esto, pero no lograron parar la fiesta, el cura dolido se va del pueblo tarijeño y vuelve otro, que sufrió el mismo destino, cura que llegaba se negaba a censurar la fiesta de San Roque y los jailones lo expulsaban del pueblo.
Mientras expulsaban párrocos, la fiesta seguía creciendo y la alegría seguía creciendo, también la devoción y los participantes.
Hasta que llegó al pueblo un párroco que respondió sus jailonas plegarias, un sacerdote con ideales civilizatorios, desprecio a lo indio, es decir el baile, la alegría, la bebida (se bebía mucho) y el festejo.
Este cura aliado de las élites intentó sacar la fiesta, pero era muy tarde, la fiesta era demasiado buena, y por supuesto contaba con mucho dinero, porque al mero estilo de la dialéctica del amo y el esclavo, los de abajo crearon cultura, movimiento social y mucho comercio.
Detrás de la actual iglesia de San Roque, se realizaba una enorme (para la época) feria donde se comerciaba de todo, artesanos, comerciantes, gremiales, estaban alrededor de un mes vendiendo y generando movimiento, este dinero se iba a refaccionar la iglesia de San Roque y la fiesta, entonces tenían un motor cultural y social importante.
En un acto de envidia los jailones reviven al santo blanquito español, San Bernardo, cuya fiesta recibía dinero de San Roque, y ni siquiera así lograron superar la fiesta, ambas fiestas competían, porque la élite invirtió también dinero para que sea grande.
El antropólogo inclusive describió el enojo de los san roqueños debido a que dinero de su fiesta también se iba a San Bernardo.
A pesar de esta competencia desleal, San Roque seguía creciendo, y el pueblo unido invertía su dinero en construir San Roque.
Mientras San Bernardo no mostraba simbólicamente ningún crecimiento, los migrantes, indios, mestizos, levantaban San Roque y simbolizaba la modernidad, pero no la ilustrada civilizatoria europea que querían los jailones.
Los últimos años donde trataron de cerrar la fiesta hubo prohibición de pedir dinero, e inclusive la policía junto con las élites evitaron que se los chunchos bailen y los músicos toquen a puño limpio.
Existieron enfrentamientos y los San Roqueños a golpes hicieron respetar su celebración, su cultura, su símbolo de prosperidad y riqueza, porque la fiesta había crecido junto con la iglesia.
Si fuera un ring San Roque ganó por nockout, San Bernardo que no generaba ingresos, no generaba comercio, no generaba movimiento cultural, y terminó desapareciendo.
Debido a esta apabullante derrota, los jailones decidieron excluir a San Roque de la historia de Tarija, su despreció duró años, hasta que las elites decidieron incluirse en la fiesta y dejó de ser mal visto, esto no necesariamente es bueno, ya que se inventaron otra historia que nada tiene que ver, que olvida sus orígenes de pueblo.
Además, trataron de inventar el origen de los Chunchos, trataron de negar su origen indio y andino, y lo relacionaron sin fundamento alguno con los leprosos.
El mismo autor, Daniel Vacaflores, demuestra que los chunchos nada tiene que ver con la versión criolla jailona, sino que son una expresión de origen cien por ciento andino, y que con el tiempo se abrieron espacio en la fiesta de San Roque, (esto se puede ver en el libro Los otros Chunchos).
Con éxito lograron blanquear la fiesta, se prohibió el alcohol, se tornó conservadora, y se le dio una historia española sin fundamento, pero esa es otra narrativa, la historia oculta con estudios académicos por parte del doctor Vacaflores demuestra que hubo un tiempo donde San Roque significó la asunción del pueblo y la victoria de la clase baja.
San Roque es y será siempre el campeón de los pobres y el patrón no oficial, pero sí de corazón de Tarija.