Una mujer denunció haber sido víctima de agresiones físicas, psicológicas y sexual por parte de su pareja en el barrio Los Chapacos II, el pasado 20 de febrero de 2025, alrededor de las 20:30 horas, siendo formalizada la denuncia este pasado 13 de marzo, quien se vio obligada a recurrir a la Policía luego de sufrir años de maltrato por parte de su pareja.
Preliminarmente, desde fuentes policiales, la víctima relató con angustia y temor cómo, en esa noche, su pareja llegó a su casa en estado de ebriedad. Ella, quien acababa de llegar a su hogar a las 15:00 horas después de recibir el alta médica por una enfermedad, se sorprendió cuando él llegó a la vivienda. Sin embargo, la sorpresa no terminó ahí: Miguel, al ver a su pareja, comenzó a agredirla físicamente tocándola sus pechos sin su consentimiento. A pesar de sus peticiones para que se detuviera, este continuó con su actitud agresiva. Según el testimonio de Antonia, él la insultó, llamándola “una basura” y “una cochinada”, además de acusarla de despreciarlo de manera constante.
Aterrada por la situación, la agredida decidió pedir ayuda a su hijo de 13 años, quien rápidamente acudió a la llamada de su madre. La mujer esperaba que su hijo pudiera calmar a su padre, pero lo que ocurrió fue todo lo contrario. Según la femina, el procesado, al ver la intervención del niño, cambió de actitud frente a él y comenzó a darle consejos erróneos y peligrosos. Le dijo a su hijo que no debía permitir que nadie lo humillara, que debía defenderse con los puños y no dejarse pegar.
La situación fue escalando, y la mujer temía por la seguridad de su hijo y por la suya propia. Sin embargo, no era la primera vez que sufría violencia por parte de su pareja. A lo largo de los años, la mujer había soportado una serie de abusos que comenzaron hace tiempo. Mientras ella se sometía a tratamientos de quimioterapia debido a una enfermedad, el denunciado aprovechaba su estado de vulnerabilidad para agredirla sexualmente, tocándola en sus partes íntimas sin su consentimiento. A pesar de sus súplicas y rechazo, este nunca dejó de hacerlo, y se enojaba cada vez más, diciéndole que si no aceptaba su comportamiento, debía buscarlo en “otras partes”.
El miedo y la impotencia se acumularon en la afectada, quien siempre había intentado proteger a sus hijos y a ella misma. Sin embargo, la situación ya era insostenible, y la denunciante sintió que no podía más. En su relato, indicó que el le había amenazado en varias ocasiones, diciendo que si ella lo dejaba, se mataría. Esto incrementaba su temor, pues sabía que la violencia no solo era física, sino también psicológica, una violencia constante que minaba su bienestar y salud mental.
Finalmente, después de años de abuso, decidió presentar la denuncia y espera que las autoridades tomen las medidas necesarias para garantizar su seguridad y que se inicie una investigación exhaustiva para esclarecer los hechos.
El caso ha sido asignado a un sargento, quien será el encargado de investigar la denuncia y llevar adelante el proceso correspondiente.