“No tenemos la menor duda de que la unidad de nuestras organizaciones sociales se impondrá ante cualquier afán de división y desestabilización”, aseguró el presidente Luis Arce en un nuevo mensaje publicado en pasadas horas en sus redes sociales.
En el mismo sentido, el pasado 29 de agosto, Arce afirmó que “¡la desestabilización no pasará, el golpe de Estado no pasará, venga de donde venga!”.
Incluso, el 27 de agosto, el mandatario alertó que “los ataques internos y externos (…) amenazan nuevamente con desestabilizar la patria” y ratificó que su gobierno es de las organizaciones sociales.
Estas y otras expresiones de Arce surgen en medio de un anuncio de bloqueo indefinido de caminos a partir del próximo 4 de septiembre, que fue determinado por la dirigencia “evista” de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), liderada por Ponciano Santos.
Hace un par de días, Santos ratificó que su sector realizará el bloqueo indefinido de caminos desde el lunes y llamó a otras organizaciones sociales a sumarse a la medida de presión.
Sin embargo, algunos otros sectores, que apoyan al gobierno de Arce, también confirmaron que no acatarán la medida de prensión e incluso, en algunos casos, amenazaron con salir a desbloquear.
Entretanto, el expresidente Evo Morales dijo el pasado domingo que “no es el mejor momento para este tipo de protestas debido a la frágil situación de la economía” del país.
El miércoles, Morales pidió a los campesinos que lo respaldan evitar que su anunciado bloqueo sea utilizado como excusa para tapar los problemas económicos, la “protección al narcotráfico” y otros temas de coyuntura que afectan al gobierno de Luis Arce.
La semana pasada, la viceministra de Comunicación, Gabriela Alcón, instó al diálogo y calculó que el bloqueo campesino podría generar a Bolivia una pérdida económica de $us 115 millones por día.